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ACERO Y PLATA DE LUNA

Mike Blackness. Fragmento nº 11. En el Valhalla Dimensional.

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Con tan sólo esas seis reglas, aquel paraíso del caos y de la libertad personal llevaba en funcionamiento desde que se acabó la Singularidad. Los moradores de aquella utópica microsociedad que parecía inventada por alguna mente trastornada, ejercían su derecho a vivir su vida sin límites morales o éticos, huyendo de las convenciones sociales establecidas por la civilización actual. Los Moradores del Valhalla Dimensional seguían los dictados de su propia conciencia (en el caso de que tuvieran conciencia) y vivían en aquella prodigiosa y sucia burbuja, unos pocos en busca de su yo más auténtico, buceando en su psique, ajenos al ruido y a la furia de los elementos que se arremolinaban allá fuera, dentro de los límites de aquel lugar inverosímil, otros muchos enfrascados en la búsqueda insaciable de placer, algunos más entregados a una perversión irrefrenable y a la violencia apenas controlada por el Ojo por Ojo que se aplicaba a rajatabla, vigilados por el Ojo Que Todo Lo Ve.

Diez años desde su formación y la población del Valhalla Dimensional no había hecho más que crecer. Aquella microsociedad de exdimensionales sin líderes, sin gobierno, sin partidos políticos, sin policía, sin prisiones, sin niños, sin escuelas, sin límites de ningún tipo, funcionaba increíblemente bien. Aquella distopía fundada recién estrenado el segundo milenio por unos cuantos dimensionales insensatos, a día de hoy muertos ya debido a la aplicación sistemática de sus propias reglas de asesinato legal y ojo por ojo vengativo, convertía en anacrónico cualquier acercamiento hippy sesentero a una sociedad libre e igualitaria y era un imán para todos aquellos dimensionales amantes de lo diferente, de lo absurdo, de lo raro o los que buscaban el placer embadurnado de dolor o la felicidad al borde del abismo.

Los Moradores del Valhalla Dimensional habían huido del mundo, del Multiverso de la Desigualdad Recalcitrante como le llamaban ellos, de razas y clases, de megaricos y ultrapobres, de capitalismo exacerbado y absurdo crecimiento perpetuo, de países ricos que cuentan y países miserables prescindibles, en fin, de la estúpida y decadente democracia de las megacorporaciones, y habían acabado en aquella microsociedad violenta, brutal, histriónica, pero chispeante de libertad, iguales los unos a los otros. Pero iguales de verdad, no como cuando el utópico marxismo devino comunismo para demostrar que algunos cerdos son más iguales que otros (George Orwell dixit).

Se trataba, sin duda, de una auténtica anomalía, digna de estudio. En el Valhalla Dimensional, situado a doscientos metros de profundidad, no había luz natural ni lluvia, no existían las estaciones, ni hacía frío ni calor, pero dimensionales que no se habían adaptado a la vida en sociedad en el Multiverso que les había tocado vivir, habían decidido hacer de aquel insólito lugar su hogar. Si bien es cierto que en ninguna parte del Multiverso la libertad de cada cual se ejercía hasta sus últimas consecuencias como allí, no era menos cierto que tampoco existía otro lugar donde la vida de una persona tuviera al mismo tiempo un mayor y un menor valor. En este sentido, el Valhalla dimensional era el heredero directo del viejo oeste americano. Pero sin sheriffs ni marshals. A pesar de todo, el Ojo por Ojo funcionaba a la perfección. La ventaja era que allí, al contrario de lo que ocurría fuera, en el mundo que todos conocemos, la vida de cada morador valía lo mismo que la de cualquier otro y que todos, absolutamente todos, eran iguales ante la muerte, sobre todo ante la muerte violenta. El más adinerado tenía las mismas posibilidades de ser asesinado que el vagabundo más arrastrado y sus asesinos, las mismas posibilidades de morir por el Ojo por Ojo.

 
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"Todas las familias felices se parecen unas a otras, cada familia desdichada lo es a su manera"

Ana Karenina León Tolstói

"Está bien ser uno mismo, pero sin exagerar"

Shinzaemon Shimada, samurai del film 13 asesinos de Takashi Miike

"La felicidad no es una estación término, es una manera de viajar"

Margaret Lee Runbeck

“He sido un hombre afortunado: Nada en la vida me fue fácil”

Sigmund Freud

"De Ezequiel 25:17. El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del valle de la oscuridad porque él es auténtico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. ¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahveh cuando caiga mi venganza sobre ti!"

Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) Pulp Fiction

No he podido evitar ponerlo en el blog, me encanta. En una ocasión, cuando trabajaba de fotógrafo, le estaba haciendo una sesión a un muchacho y no se me ocurre otra cosa que ponerme allí en medio del parque a recitarle el texto de memoria. Todavía me acuerdo de la cara de perplejidad del chaval. No sé que pensó de mí. Nada bueno seguro.

Claro, el chico se llamaba Yahveh, por eso le monté el show. Gracias hermanita! Qué memoria!

"Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.
¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.

No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.

Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra."

Clarice Lispector

"La auténtica patria del ser humano es el lenguaje"

Wilhem v. Humboldt

Ama tu ritmo y rima tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina
del pájaro del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.

Ama tu ritmo..., Rubén Darío

Sobre la nieve se oye resbalar la noche.

La canción caía de los árboles,
y tras la niebla daban voces.

De una mirada encendí mi cigarro.

Cada vez que abro los labios
inundo de nubes el vacío.
En el puerto,
los mástiles están llenos de nidos,
y el viento
gime entre las alas de los pájaros.

LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO

Yo en la orilla silbando,
miro la estrella que humea entre mis dedos.

Noche, Vicente Huidobro

Mis pasos en esta calle
Resuenan
En otra calle
Donde
Oigo mis pasos
Pasar en esta calle
Donde
Sólo es real la niebla.

Aquí, Octavio Paz

El corazón del pájaro
El corazón que brilla en el pájaro
El corazón de la noche
La noche del pájaro
El pájaro del corazón de la noche

Si la noche cantara en el pájaro
En el pájaro olvidado en el cielo
El cielo perdido en la noche
Te diría lo que hay en el corazón que bulle en el pájaro

La noche perdida en el cielo
El cielo perdido en el pájaro
El pájaro perdido en el olvido del pájaro
La noche perdida en la noche
El cielo perdido en el cielo

Pero el corazón es el corazón del corazón
Y habla por la boca del corazón

En, Vicente Huidobro

El diamante de una estrella
ha rayado el hondo cielo,
pájaro de luz que quiere
escapar del universo
y huye del enorme nido
donde estaba prisionero
sin saber que lleva atada
una cadena en el cuello.

Cazadores extrahumanos
están cazando luceros,
cisnes de plata maciza
en el agua del silencio.

Fragmento de El diamante
Federico García Lorca

Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas.
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo.
Te has perdido entre las lágrimas.

Noches y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando.
Me basta con mirarme en un espejo
Para saber que estás llorando y me has llorado.

Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro
Lo haces rey coronado por tu mano.

Poemas póstumos 3, Vicente Huidobro

Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad?
¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa
Con la espada en la mano?
¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios?
¿Por qué un día de repente sentiste el terror de ser?
Y esa voz que te gritó vives y no te ves vivir
¿Quién hizo converger tus pensamientos al cruce de todos los vientos del dolor?
Se rompió el diamante de tus sueños en un mar de estupor
Estás perdido Altazor
Solo en medio del universo
Solo como una nota que florece en las alturas del vacío
No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza
¿En dónde estás Altazor?

Fragmento del Canto I de Altazor, Vicente Huidobro

Dices que repito
algo que he dicho antes. Lo volveré a decir.
¿Lo volveré a decir? Para llegar allí,
para llegar donde estás, para llegar desde donde no estás,
tienes que ir por un camino donde no hay éxtasis.
Para llegar a lo que no sabes
tienes que ir por un camino que es el camino de la ignorancia.
Para poseer lo que no posees
tienes que ir por el camino del desposeimiento.
Para llegar a lo que no eres
tienes que ir por el camino en que no eres.
Y lo que no sabes es lo único que sabes
y lo que posees es lo que no posees
y donde estás es donde no estás.

Fragmento III del poema "East Coker", de los «Cuatro cuartetos» (Versión de José María Valverde) T. S. Eliot

"Todo crítico, ay, es el triste final de algo que empezó como sabor, como delicia de morder y mascar"

Cortázar

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