La mujer que salió de aquel cuadro
Pensé en cuanto la vi: “¡qué hermosura de mujer!”.
Me miraba a los ojos, pintada con pasión,
me quitaba el aliento, me hacía estremecer,
encerrada en aquel cuadro, sin solución.
“¿Quieres salvarme tú de mi destino cruel?”,
de pronto ella me habló, le contesté: “¿qué he de hacer?”
“Deséame tanto que quieras estar en mi piel,
condénate a cadena perpetua con placer”.
¿Me hipnotizó tal vez? Sentí mi alma acariciada.
La musa saltó del cuadro, era un nuevo comienzo.
Me besó la diosa y me fue imposible no amarla.
La vi de espaldas, con su elegancia inalterada.
Se giró y me sonrió, yo ya estaba en el lienzo.
Tengo toda la eternidad para no olvidarla.