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ACERO Y PLATA DE LUNA

Cine Mis escenas de película preferidas

Mis escenas de película preferidas

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El domingo tocó sesión doble de cine en casa. Los que tenéis más edad seguro que recordáis esas sesiones dobles que ponían en el cine de barrio. Eran entrañables. Yo solía ir con mi hermano y lo pasábamos en grande. Me acuerdo de una de esas veces, hace como poco 20 años, en que pusieron Macarroni con unos geniales Jack Lemon y Marcello Mastroianni y Cita a Ciegas. Esa tarde me hicieron llorar y reír pero a base de bien, quizás porque estaba especialmente predispuesto o quizás porque ese día fui solo al cine, y lo recuerdo perfectamente porque es la única vez que he ido al cine sin acompañante. Pero bueno, a lo que vamos, el domingo la película elegida en primer lugar fue La naranja mecánica de Stanley Kubrick. A mí de Kubrick las que de verdad me gustan son 2001 Una Odisea del Espacio, El resplandor y Espartaco. La naranja mecánica no es de mis preferidas desde luego, es demasiado bestia y desasosegante y sus imágenes subversivas y retadoras te llegan a incomodar. Pero hay que reconocer que la película es inteligente y estilosa, puro Kubrick sin duda.

Alta Fidelidad de Stephen Frears fue la segunda película elegida para la sesión doble de cine casera. No sé, ya la he visto tres o cuatro veces. Es magnífica. Tanto es así que voy a ponerla como la número 17 de mis pelis preferidas ahora mismo. Es una película amable y muy divertida. En este sentido es lo contrario que La naranja mecánica, disfruto de verdad cada vez que la veo. Y no se puede decir que sea una película sólo para los amantes de la música, que va, cualquiera se puede sentir identificado con los personajes, que se equivocan y son egoístas a veces y se comportan tan mal o tan bien como todo el mundo. Los actores están bárbaros, con un John Cusak en estado de gracia, su hermana genial y qué decir de los personajes que interpretan Jack Black y Todd Louiso, quien no pagaría por tener gente así cerca, son fantásticos. Pues ésta es mi idea de un programa doble, un largometraje un poco salvaje primero y luego una película amable para compensar. O un drama y una comedia como aquel lejano día de cine perfecto. Lo interesante es provocar emociones, sensaciones, que a veces estamos un poco anquilosados.

Como podéis ver por éste y otros artículos del blog me encanta el cine. Me diréis ya, ¿y a quién no? Sí, pero hay pequeñas diferencias. Cómo a todos me gusta ver las películas en pantalla grande, pero en casa tengo mis manías. Para empezar no veo películas de la tele. Es que no soporto los anuncios. Sí, ya sé que se puede grabar y luego le das para adelante y todo eso, pero estoy tan desacostumbrado que cuando veo en el periódico una peli que me puede interesar luego me despisto y me olvido de grabarla. Es que no sé si llevo seis u ocho años sin ver la tele. Y seguro que siempre puedes encontrar algo interesante, algún programa de calidad entre tanta tontería, pero es cuestión de decidir en qué ocupas tu tiempo. Además a mí me gusta toda la parafernalia de elegir la película de entre todas las de la estantería, abarrotada con cientos de DVDs, coger la carátula, tenerla en mi mano, echarle un vistazo, poner el disco en el aparato… Sí, es toda una liturgia, como hace unos años hacías con los discos de vinilo que, por cierto, parece que vuelven. Ya sé que ahora la gente se baja todo de internet, que si música, que si películas, pero yo soy del parecer que la tecnología está ahí y luego cada uno decide si la utiliza y cómo la utiliza, y a mí me gusta ver y tocar las cosas.

En realidad la idea de este artículo era iniciar una serie dedicada a algunas de las escenas imprescindibles entre mis películas favoritas. Y qué mejor que empezar con la escena que os pongo a continuación de Amor a quemarropa de Tony Scott. Aunque el autor de las obras maestras es su hermano Ridley Scott, ya sabéis Blade Runner, Alien y Thelma y Louise (ummm, la numero 18 de mi lista, que olvido imperdonable), el menor de los Scott se desenvuelve siempre estupendamente en películas de acción con un toque cómico, no olvidemos El último Boy Scout con un Bruce Willis que lo borda. El autor del guión es fácilmente reconocible, Quentin Tarantino, y claro está es una película con una buena dosis de violencia, eso sí violencia de ficción, de la que se puede soportar, nada que ver con la que sale cada día en los telediarios. La cinta es muy, muy divertida y en el guión de Tarantino, si haces un poco de abstracción, puedes observar la cantidad de cine que ha visto este hombre, western, cine negro, Hitchcock, películas de samuráis, artes marciales, spaguetti western, serie B, yo que sé, de todo. En este largometraje llama la atención la calidad de los actores, todos primera figuras, que brillan en los papeles secundarios, chico, parece que se peleaban por salir en la película: Brad Pitt, Gary Oldman, Val Kilmer, Samuel L. Jackson, James Gandolfini y desde luego los protagonistas de nuestra escena, Dennis Hopper y Cristopher Walken. Bueno, es delicatesen. La escena es sublime. La habré visto catorce o quince veces. Cristopher Walken está tremendo pero lo de Dennis Hopper no tiene nombre. Tienes que verlo con tus propios ojos. No te lo pueden explicar. Y esto va para aquellos que han visto ya la escena, la cara que pone Hopper, fumando el cigarrillo, cuando sabe que Walken lo va a matar … Y él ha acelerado su muerte, para que sea rápido, sabiendo que no puede hacer nada para evitarlo, contándole esa historia que es un insulto para el mafioso …  Es flipante. Alucinante. ME ENCANTA.

El vídeo que había puesto lo han retirado. De momento he encontrado este vídeo de youtube con la imagen estrechada, seguiré buscando. Aquí lo tenéis:

 
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