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ACERO Y PLATA DE LUNA

Cine Django

Django

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Como no podía ser de otra manera, ayer noche estuve en el estreno en España de Django desencadenado de Quentin Tarantino. ¿Alguien de verdad esperaba que un cinéfilo empedernido como yo y fan acérrimo de este maestro incomparable se iba a quedar en casa? ¿O es que había un plan mejor? No sé, por ejemplo viajar a la luna, tomarte unas cervezas con Scarlett Johansson o charlar un rato con Martin Luther King (ya sé, ya sé, ¿pero te imaginas poder mirar a ese pedazo de historia a los ojos?, no nos equivoquemos está muy vivo en el corazón de muchos). Pues no, señores, esta noche el espectáculo estaba en el cine Comedia, en pleno Paseo de Gracia de Barcelona. Y qué espectáculo. El caso es que si esperáis algo de objetividad estáis leyendo en el sitio equivocado. Si desviáis la mirada ahí a la izquierda veréis la nueva incorporación en mis películas preferidas. Y aún no sé dónde dejaré Djando si encima o debajo de Pulp Fiction cuando acabe esta crónica. ¿Os acordáis de la desilusión que experimenté cuando fuí a ver Jackie Brown por las tremendas expectativas que llevaba después de ver su anterior y hasta ahora mejor película? Pues esta vez las expectativas fueron ampliamente superadas por la realidad. Durante dos horas y media fui una de las personas más felices de este planeta. Bendito es el cine, que te pueda transportar a otros mundos y convertirte en un pistolero negro vengador y permite olvidarte de tu realidad, de tus problemas, por el precio de una entrada. Django es, por supuesto, la mejor cinta del año (en un rato iré a ver Lincoln de Spielberg, básicamente para empaparme de Daniel Day-Lewis, pero dudo que supere a esta bestialidad de película) y una de las mejores que he visto. Cine con mayúsculas.
Django es superlativa en todo, hiperviolenta (es Tarantino, ¿eh?), con una banda sonora bestial, actuaciones espectaculares (lo de Samuel L Jackson y Leonardo Dicaprio es una locura y se supone que son secundarios), situaciones delirantes, fotografía perfecta, escenas sublimes que se suceden una tras otra. Sí, un monumento al cine. Como lo oyen, amigos. Es irrepetible. Única. Insuperable. Y aún leo, (casi sin querer, por encima, títulos de críticas), que es demasiado larga (pero si me hubiese quedado a otra sesión seguida, toda la noche) y que Tarantino copia estilos y hace un collage pero con su sello particular, y no sé cuantas mamarrachadas más. Y éste es el problema de que se ponga a hablar de cine gente que no ama el cine. Porque os aseguro que si eres un amante del cine y has visto miles de películas, distingues una obra maestra aunque no pertenezca a tu estilo preferido. Y esa patraña de que Tarantino copia me saca de quicio. Entonces todo el mundo copia, porque casi todo está ya filmado, y ya se rodaron películas hace más de cien años. Y el primero que hizo una película también copió, porque en la literatura ya estaba todo escrito. Efectivamente, Tarantino hace un homenaje al spaguetti western, pero no sólo eso, también al western clásico, esto es evidente. Pero es que de eso se trata, es un western, al fin y al cabo. Sólo faltaba que no nos recordara a las mejores películas de vaqueros como las llamaba mi padre, al que siempre recuerdo leyendo una novela de Marcial Lafuente Estefanía. ¿O es que se pensaban que Tarantino iba a hacer una horterada como Cowboy's and Aliens? A propósito de aliens, amigo Quentin, dices que no estás seguro de seguir haciendo cine, que no tienes intención de repetirte, por favor no nos dejes huérfanos de tu cine sin parangón y sin herederos, y si lo haces algún día, pues no te vayas sin filmar una auténtica película de ciencia ficción, nos harías terriblemente felices a mi hermano y a mí. Tarantino y ciencia ficción, un cóctel irresistible, para paladares exigentes.
Pero volvamos al tema en sí, hoy estoy excesivo, como lo son todas las películas de Tarantino. Al volver del cine leí algunos comentarios sobre la peli, (me gusta hacerlo a veces para ver qué piensa la gente) y el caso es que mucho Tarantino, mucho hablar de violencia, que si racismo, que si nigger (negrata), pero a nadie se le ocurre hablar del guión. Y es que detrás de una gran película, siempre hay una gran historia. Y no olvidemos que Tarantino escribe sus propias historias, siempre guiones originales, nada de adaptaciones de libros. Y eso tiene valor. Y la historia de Django es buenísima. Es tan buena y absorbente que el director y guionista ha escrito esta vez una trama lineal sin saltos en el tiempo adelante y atrás al estilo Pulp Ficcion, y me parece acertado. Si Tarantino dice de sus otras películas que son westerns camuflados, no es de extrañar que se haya decidido a rodar su western particular. Pero es que su idea de situarlo en el sur y que la esclavitud sea la auténtica protagonista de la cinta me parece soberbio. Y me hablan de copiar, ¿alguien había hecho algo parecido? Señores, visiten filmotecas y cuéntenme.
La película es brillante, no hay duda, pero aún hay más: la cuestión de la violencia. Para alguien que ha visto una media de seis veces todas y cada una de las películas de Tarantino y que se sabe hasta los textos de los personajes, ese tema está más que estudiado. Y si es cierto que la violencia de sus películas ha sido siempre desmedida, hiperbólica, no es menos cierto que casi siempre ha resultado inofensiva (la matanza de la banda de los ochenta y ocho maníacos a golpe de katana en Kill Bill, parece más una coreografía de danza que una escena realmente sangrienta, y agrede menos que cualquier telediario del mediodía). En esta ocasión algo ha cambiado. Digamos que hay dos tipos de violencia en el filme. Por una parte la violencia espectáculo, típica de Tarantino, por ejemplo las escenas de duelos con revólver que son dignas de los mejores spaguetti western (El bueno, el feo y el malo o Once Upon a Time in the West) y por qué no decirlo, incluso superiores, mejor filmadas, aún más espectaculares. Pero convive con ella otra violencia que hasta ahora no había aparecido en su filmografía, la espantosa del esclavo negro destrozado por los perros y la terrible lucha a muerte entre los dos luchadores esclavos negros. Esto es diferente. Esto hace más daño al espectador, porque nos recuerda de lo que es capaz el ser humano, de cuanta crueldad, de cuanta malignidad hay en el interior de las personas y porque esas escenas, y esto es importante, desgraciadamente han ocurrido y otras mucho peores en la historia de la Humanidad. Y aquí Tarantino se ha superado a sí mismo, ha hecho una película más madura, no renuncia a divertirnos, a entretenernos como nadie más lo hace, pero en esta ocasión introduce algo nuevo en la ecuación, algo que nunca había hecho, un tema histórico y mortalmente serio: la esclavitud, terriblemente dolorosa y aún no superada en la sociedad americana (como se puede observar en las infantiles críticas que han hecho destacados miembros de la comunidad negra, como si el hecho de mostrar lo que ocurrió nos hiciera racistas per se), que es la auténtica razón de ser de la película y lo que le da la cohesión a la historia.
Tarantino ha conseguido mezclar en un mismo recipiente todo ese humor, esas escenas prodigiosas aderezadas por una banda sonora perfecta en cada momento, unas interpretaciones sublimes de todos los actores (ya hemos hablado de algunos secundarios, en esta película, virtuosos, pero Jamie Foxx con esa mirada incendiaria y Christoph Waltz con esa interpretación no muy alejada de la de Malditos Bastardos, pero entrañable, están fabulosos) unos personajes llenos de contenido, ese ingenio insuperable de escritor fenomenal, la magnífica historia tan maravillosamente contada y ese final catártico que no borra nuestra humana historia, pero te deja con ganas de gritar de placer y, en fin, esa voluntad de hacer gran cine, de llevarnos de la mano al olimpo de la diversión más absoluta, que le hace merecedor de todos los reconocimientos, de todos los honores, óscar a la mejor película o de otros premios que ni siquiera existen. Tarantino=cine. No nos dejes nunca, Quentin.

 

Pero volvamos al tema en sí, hoy estoy excesivo, como lo son todas las películas de Tarantino. El caso, es que al volver del cine leí algunos comentarios sobre la peli, (me gusta hacerlo a veces para ver qué piensa la gente) y el caso es que mucho Tarantino, mucho hablar de violencia, que si racismo, que si nigger (negrata), pero a nadie se le ocurre hablar del guión. Y es que detrás de una gran película, siempre hay una gran historia. Y no olvidemos que Tarantino siempre escribe sus historias, siempre guiones originales, nada de adaptaciones de libros. Y eso tiene valor. Y la historia de Django es buenísima. Es tan buena y absorbente que el director y guionista ha escrito esta vez una trama lineal sin saltos en el tiempo adelante y atrás, al estilo Pulp Ficcion, y me parece acertado. Si Tarantino dice de sus otras películas que son westerns camuflados no es de extrañar que se haya decidido a rodar su western particular. Pero es que su idea de situarlo en el sur y que la esclavitud sea la auténtica protagonista de la cinta me parece soberbio. Y me hablan de copiar, ¿alguien había hecho algo parecido? Señores, visiten filmotecas y cuéntenme.
Pero volvamos al tema en sí, hoy estoy excesivo, como lo son todas las películas de Tarantino. El caso, es que al volver del cine leí algunos comentarios sobre la peli, (me gusta hacerlo a veces para ver qué piensa la gente) y el caso es que mucho Tarantino, mucho hablar de violencia, que si racismo, que si nigger (negrata), pero a nadie se le ocurre hablar del guión. Y es que detrás de una gran película, siempre hay una gran historia. Y no olvidemos que Tarantino siempre escribe sus historias, siempre guiones originales, nada de adaptaciones de libros. Y eso tiene valor. Y la historia de Django es buenísima. Es tan buena y absorbente que el director y guionista ha escrito esta vez una trama lineal sin saltos en el tiempo adelante y atrás, al estilo Pulp Ficcion, y me parece acertado. Si Tarantino dice de sus otras películas que son westerns camuflados no es de extrañar que se haya decidido a rodar su western particular. Pero es que su idea de situarlo en el sur y que la esclavitud sea la auténtica protagonista de la cinta me parece soberbio. Y me hablan de copiar, ¿alguien había hecho algo parecido? Señores, visiten filmotecas y cuéntenme.
 
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"Todo crítico, ay, es el triste final de algo que empezó como sabor, como delicia de morder y mascar"

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