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ACERO Y PLATA DE LUNA

Cinco años, cuatro meses, tres días

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Cinco años cuatro meses y tres días. Ciertamente, hace mucho que no me acercaba por aquí.

Muchas cosas han pasado.

Lágrimas que se han derramado y risas que se han compartido.

El inexorable paso del tiempo.

Durante estos cinco (¿cien?) años, desde luego que han intentado acabar conmigo, con todos nosotros, pero, como dijo Morfeo en esa sala imponente abarrotada de almas en la ciudad subterránea de Sión, último reducto de libertad de los seres humanos en Matrix Reloaded, (¡qué maravilla de película, qué espectáculo del cine!):

¡¡¡AÚN SEGUIMOS AQUÍ!!!

Y lo digo escuchando a Leonard Cohen, cuando hace mucho que nos dejó y ahora es leyenda. Pero nos quedan sus libros, sus poemas y, sobre todo, su música.

¿Sabes?, el día negro (rojo que diría la adorable Audrie en Desayuno con Diamantes) en que murió el poeta, fui a un Karaoke con mi novia y ya en el escenario dije: va por ti, Leonard, y canté: If it be your will, una de mis favoritas, aunque hay tantas...

Así fue.

Algo así como un homenaje.

Y después me enteré de que Kelley Linch, ex amante que le llevaba todos sus asuntos profesionales, le había arruinado y, no sé si fue por eso y si es así habrá que agradecérselo profundamente, el caso es que el genial cantante, después de haber estado un montón de años inactivo, quince sin salir a la carretera y los últimos cinco viviendo como un monje budista en un templo en un monte angelino, se lanzó a componer como un loco y en sus últimos años de vida sacó cuatro discazos de estudio, primero Old Ideas, pero, sobre todo, Popular Problems, You want it darker y Thanks for the dance, éste póstumo, que son descomunales, a mi juicio los tres últimos mejores que los tres primeros de su carrera, allá por finales de los sesenta y principios de los setenta, cuando yo estaba entretenidísimo, haciendo cosas de lo más trascendental (para mí, claro), por ejemplo, dedicándome en cuerpo y alma a mi nacimiento.

No ha llovido desde entonces.

Y ojo que Suzanne, So long, Marianne y The partisan, canciones míticas, casi himnos, son de esa primera época, pero cuando escuches You want it darker, It seemed the better way, Leaving de table y Steer your way entenderás de lo que te estoy hablando. Y póntelo bien alto, que esa voz sabia, penetrante, rota, cavernosa, lo impregne todo, que te invada hasta lo más profundo.

Pero es que durante estos cinco años no sólo ha muerto Leonard Cohen, también nos dejó David Bowie, George Michael, Prince...

Hostia puta, todos demasiado pronto.

Todos, monstruos de la música.

Y encima no fui capaz de ir a verles en concierto cuando aún vivían, algo que se me antoja vergonzoso, inaceptable para alguien como yo que venera a esos tipos audaces, que son capaces de saltarse el guión previsto de vulgaridad e insipidez en que estamos inmersos la mayoría de los mortales, y tienen el talento y la valentía de hacer algo cojonudo, diferente, virtuoso, y alegrar la vida de millones de personas todos los putos días. Joder, pero si es que por fin iba a ir a ver a Prince en concierto, (venía a Barcelona, te lo juro). Pero no pudo ser. Al menos, a George Michael lo vi en vivo. Y estuvo bien, con esa fantástica voz que tiene, que tenía. Pero es que es pop y, francamente, el pop ya no me dice nada. Es que ni siquiera escucho a Madonna o a Michael Jackson. Tan sólo a Prince de vez en cuando. El caso es que, con los años, me he vuelto mucho más rockero, qué se le va a hacer, no me lo tengas en cuenta. Así que, básicamente, sólo escucho rock, blues, jazz y clásica.

Claro, es que cinco años dan para mucho.

Mucha música, mucho cine y mucha literatura.

Sí, música, sí.

Y mira que ya no me compro discos. Es que Spotify es la leche. Y es verdad que pienso que la tecnología y esta nueva vida que nos ha proporcionado está muy bien pero luego tú tienes que decidir qué utilizas y qué no. Y yo estoy de puta madre sin tele (¿quince años?), sin Netflix ni series que te hipotequen el día, sin Facebook, sin Twitter, sin Instagram, ni siquiera tengo WhatsApp (y mis amigos me lo reprochan constantemente, a veces me miran como si fuera un neardental), y es verdad que si consigo pasta (vendiendo cosas, no hay de otra) y me voy un par de años a recorrer mundo, tendré que instalar esa dichosa aplicación en el móvil para comunicarme con mis seres queridos, (mi economía no creo que dé para llamadas internacionales). Recientemente mandé la subscripción de la Vanguardia a tomar por saco, ahorrándome de paso otros quinientos pavos al año, y ahora sólo leo lo que me interesa en la web.

Pero Spotify es diferente. Qué diez euros al mes más bien gastados.

Y he ido a conciertos, eso sí. Un montón. Primavera Sound, Sonar, Roger Waters, Mark Knopfler, Depeche, blues, jazz, Liceo, Auditorio, Rachmaninov... Fuimos a ver un concierto de unos chavales de Nashville en la sala Rocksound después de salir de Razzmatazz de un concierto de Juan Perro, y no sé si es que porque estábamos muy borrachos pero disfrutamos como enanos. Rock supervitaminado, en un sala minúscula, a medio metro de los músicos, a un volumen descomunal. The Tip se llaman. Brutales. Y me fui con mi novia a Copenhague a ver a LCD Soundsystem, también delante de todo, a un metro de James Murphy, qué tío más talentoso. Vino a pinchar a Razzmatazz cinco horas tremebundas con un lujazo de música y allí estuvimos nosotros. Bestial. Y qué decir de los dos conciertos de Nick Cave en Barcelona. Sí, Nick Cave, yo diría que mi cantante preferido vivo, el roquero más auténtico y más carismático que ha parido madre. Y qué manía tiene el tipo de meterse entre el público e ir a parar invariablemente a donde esté yo, en el forum no se le ocurre otra cosa que ponerse a cantar en el respaldo del asiento delante de mis narices, te lo juro, estaba justo allí, en precario equilibrio, no se me cayó encima porque Dios es grande, y en el último concierto se saca una versión monumental de Stagger Lee, y aparece delante de mí, empujándome y diciendo: “Go, go, go”. Memorable.

Y cine, claro.

Y es cierto que cuando estoy hecho polvo, ya sabes, deprimido (en realidad no sé bien, bien, que es eso de estar deprimido, me refiero a nivel enfermedad, con pastillas y todo eso, que debe de ser algo terrible, pero con la depresión me ocurre igual que con el aburrimiento, no los conozco de primera mano, no me he aburrido en mi puta vida), bueno, en todo caso, cuando tienes un día de mierda, pues, lo que hago, lógicamente, es prepararme, bien entrada la noche, un sandwich o cualquier cosa que me zampara cuando era pequeño (esa nostalgia de la infancia, los olores, los sabores...), y ponerme, ya sabes, otra vez, Pulp Fiction o Kill Bill o Sin Perdón, el Padrino, Matrix, Casablanca, Salvar al soldado Ryan o algo de Chaplin o Blade Runner por quinceava vez...

Y me deja como nuevo.

Y al día siguiente vuelve a salir el sol.

Pero es que en estos cinco años de cine la cosecha ha sido francamente magnífica. Ya sé que los hay que piensan que cualquier cosa del pasado fue mejor pero yo discrepo, pocas películas de las llamadas antiguas soportan un nuevo visionado, pocas, muy pocas. Y hoy se hace buen cine. Whiplash me viene a la cabeza, del 2014, me gustó, pero la mejor del año, Birdman, me encantó, absolutamente genial, creo que me la pongo hoy cuando vuelva del Camp Nou. Del 2015 El puente de los espías, cine clásico pero bien hecho y La juventud de Sorrentino, casi tan buena como La grande bellezza, un auténtico espectáculo y, sobre todo, Mad Max, furia en la carretera, con una Charlice Theron furiosa, descomunal y una pelea chica-chico de las mejores de la historia del cine. Pura adrenalina. Para auténticos frikis. Del 2016 La la land me gustó muchísimo y mira que odio los musicales, no puedo con ellos, esa escena última con lo que pudo ser y no fue es portentosa, la mirada de Ryan Goslyn inolvidable. Del mismo año, La llegada está genial, Villenueve, de los mejores directores actuales, sin duda, y Hasta el último hombre muy buena, Mel Gibson como actor no me mata pero como director tiene auténticas joyas. Déjame salir es divertidísima, la segunda mejor película del 2017, humor ácido, corrosivo, inteligente, y una crítica social nada disimulada. La mejor es Tres anuncios en las afueras, una auténtica obra maestra. Todo, el guión, la intensidad dramática, los personajes al límite, las interpretaciones gigantes. Me pone los pelos de punta, ahora mismo voy a añadirla a mi lista. Cómo puede ser que aún no esté ahí, donde le corresponde por derecho propio. 2018 nos dejó Green Book quizás no tan buena como las otras pero entrañable y con una interpretación magistral de Mahershala Ali y Bohemian Rhapsody, fantástica para los incondicionales, como yo, de la mítica banda. Si hay algo que, de verdad, de verdad, me duele es no haber podido ver a Freddy Mercury en directo. En fin, eran otros tiempos y yo tenía por aquella época muchos problemas, no estaba para fiestas ni conciertos. Por no tener no tuve ni adolescencia, Creo que no me tomé mi primera copa ni fui a una discoteca hasta muy tarde, rondando ya los treinta años, es que hasta que no prohibieron el tabaco en lugares públicos era imposible, yo no podía respirar. Del 2019 aún no he visto Historias de un matrimonio, El irlandés, Le Mans 66 y Jojo Rabbit que tienen, todas, una pinta fantástica, pero es que Érase una vez en Hollywood de Tarantino ya es una delicia y 1917 me ha alucinado, con ese plano secuencia inacabable en tiempo real, una auténtica joya y la escena de noche en la ciudad derruida y con el protagonista escapando entre esas luces de los bombardeos que vienen y van y con una banda sonora divina es de un virtuosismo y de una belleza estremecedora. La verdad es que se me saltaban las lágrimas en mi butaca. Y qué decir de Joker, es una obra maestra, el ritmo, el guión, el crescendo imparable hasta el final de la película y no pienso decir una palabra de la apoteósica interpretación de Phoenix, oscar inapelable, pero si es que al final el director consigue hasta que empatices con el psicópata asesino... Menuda cosecha, la del 2019. En fin, como veis el cine está en plena forma. Y encima hacen unas series de gran calidad, yo sólo he visto dos: Whatchmen, moderna y estilosa, muy bien hecha, con buena música, original y muy divertida y True detective, obra maestra, me parece que es la mejor serie que he visto en mi vida, con un Woody Harrelson bárbaro y un Matthew Mcconaughey majestuoso, me he visto su interpretación del primer capítulo un montón de veces.

Y literatura, por supuesto.

Ya ves como me enrollo, es que la música y el cine son muy importantes para mí. Quizás es que había perdido la costumbre de comunicarme por aquí. Y eso que me dejo la literatura. Que es a lo que más me he dedicado. Y voy a intentar contenerme y nombrar el mínimo de libros aquí y ahora porque si no esto sería inacabable. Resulta que desde que dejé mi empleo de trader en la Bolsa de Barcelona y dejé de ganar dinero a espuertas tuve que dejar de gastar fortunas en el fnac comprando libros y discos pero, mira tú, descubrí que en el precioso y recién reformado Mercado de San Antonio te puedes hinchar a comprar libros por una tercera parte de ese dinero. Y es lo que he estado haciendo estos cinco años. Cada domingo me llevo cuatro o cinco libros, (cuando no son diez) y claro, mi colección ha aumentado una cosa bárbara, creo que en estos cinco años me he comprado 800, 900, quizás más de mil libros. Un día, si me da el punto, haré una foto de alguna estantería de mi biblioteca y la subiré al blog, es que es una preciosidad. Pero me preguntarás: ¿te has leído algo de todo eso? Pues, desde luego que no me los he leído todos, todavía no, pero, entre los que he acabado y los que no, pues, a lo mejor me he empapelado 300, 400, quizás 500 en estos cinco años. Que tampoco está mal. Y digo que entre los que he acabado y los que no, ya que es bien cierto que unos cuantos los he dejado a medio leer, porque, oye, que tampoco esto es una penitencia, si no te gusta lo que lees, pues, lo dejas y ya está, no pasa nada, que no estamos aquí para batir ningún récord. Y te voy a poner un par de ejemplos para que me entiendas mejor. Hará un par de meses me dio por leerme todas las novelas del Nobel Ishiguro. Por orden tal como las escribió. Una detrás de otra. Cosa que no me llevó más de dos o tres semanas. El caso es que la sexta, Nunca me abandones, no me enganchó y la dejé a medias. También es cierto que había visto la adaptación en cine y eso me destrempó un poco. Pero el caso es que las otras seis novelas me encantaron, al igual que Nocturnos, su libro de relatos, que ya había leído anteriormente y en cambio ésta, pues, no pudo ser. Y me ha pasado esto con todo tipo de escritores, incluso con mis favoritos. Otro ejemplo. A mi Cortázar me apasiona, más sus cuentos que sus novelas. Cortázar es brillante, virtuoso, de un dominio del lenguaje impresionante y dotado de una imaginación infinita. De hecho, para mí es el mejor escritor de relatos de todos los tiempos, junto con Borges, pero mucho, mucho más prolífico. El caso es que he leído todas sus novelas, Rayuela, El libro de Manuel, Los premios, pero con 62 Modelo para armar iba por la página 70 y algo y lo dejé. También es verdad que Cortázar no te lo pone fácil, ya llevaba casi 80 páginas y todavía no sabía de qué iba la novela. Un día de estos lo volveré a intentar, a ver qué pasa. Para escritor difícil, Faulkner, debo de tener una docena de libros del genial premio novel del sur de los Estados Unidos. El Ruido y la Furia, mi favorito, es una obra maestra pero te puede volver loco, literalmente, leerla, todos esos sucesos en los diferentes momentos de la vida de los personajes relatados sin solución de continuidad, como si fueras el Dr. Manhattan y pudieras vivir toda los momentos de tu vida a la vez. Una barbaridad. El caso es que me puse con Absalón, Absalón (que los críticos la ponen al nivel de El ruido y la Furia, que no te lo crees ni tú), y cuando llevaba más de dos terceras partes del libro, lo dejé. Ya no podía más, el coronel Sutpen y toda su prole me tenían hasta las narices. No me caían bien y no me interesaba en lo más mínimo lo que ocurrió con sus miserables vidas. Y encima esa escritura tan complicada, tan recargada, frases que ocupan páginas enteras... Pues eso, que si algo no te gusta pues lo dejas y a otra cosa, mariposa.

Y eso me hace pensar en Mac y su contratiempo, una novela que leí recientemente de Enrique Vila-Matas, quizás el mejor escritor que tenemos actualmente en España. Me encantan las novelas inteligentes, que te exigen, y ésta lo es, sin duda, es brillantísima. En ella el autor, un tío muy leído, hace referencia a decenas de escritores y es un gustazo haberlos leído a casi todos y entender perfectamente de lo que te está hablando, básicamente del proceso de escritura. La trama de la novela no viene al caso pero al protagonista, un tipo peculiar donde los haya que nos cuenta la historia en forma de diario personal engañándonos, en primera instancia, acerca de su situación actual (me encanta esto, el narrador mintiéndonos, engañándonos o engañándose a sí mismo, estoy trabajando en una obra que profundiza en esa idea), no se le ocurre otra cosa que querer reescribir una novela de juventud de un escritor famoso que es vecino suyo. Y tiene tela, porque esa novela está estructurada en forma de capítulos que pueden ser leídos como relatos independientes pero que a la vez forman un todo (claro, yo también he estado dándole vueltas a algo así), Y encima, cada uno de ellos está escrito, a modo de homenaje creo yo, en el estilo de los grandes maestros del cuento (Borges, Carver, Cheever, Hemingway, etc) y encabezados por el epígrafe correspondiente. Ingenioso, ¿eh? El caso es que en cada capítulo de la novela que el Mac del título quiere reescribir, llega un momento en que el texto se vuelve farragoso, y aparecen unos, y cito textualmente: “fragmentos densos y calamitosos de los párrafos inaguantables cuando no directamente ebrios”. Y ahí quería llegar, mis queridos amigos desconocidos e invisibles, que ya lleváis 3000 palabras aguantándome (pero, bueno, también es verdad que hacía cinco años que no me dirigía a vosotros desde esta tribuna improvisada), porque esos fragmentos insoportables que tan bien describe Vila-Matas por mediación de su protagonista abundan, desgraciadamente, en las novelas de hoy en día, y, en realidad, en las de todos los tiempos. Sí, eso que te pasa a menudo cuando te pones a leer una novela que comienza muy bien, super interesante, y en la que pones muchas expectativas y, de repente, entras como si dijéramos en la Tierra Media Tolkiana, y te empiezan a meter un montón de tonterías que no vienen a cuento, paja en la albarda que diría mi madre, y tienes que tragarte un montón de hojas totalmente prescindibles para llegar al final de la historia o directamente poner el ventilador como hace a menudo mi santa progenitora, responsable al cincuenta por ciento de que esté aquí ahora dándoos la tabarra (ya sabes, pasar páginas sin leerlas o simplemente hojearlas, quién no lo ha hecho alguna vez, o un montón de veces). Porque nos gusta que nos cuenten historias pero necesitamos conocer el final de esas historias, a menos que seas un masoquista de esos que adoran a Bolaño y que le perdonan que no sea capaz de acabar una maldita novela. Entiendes ahora a Borges cuando le preguntaban una y otra vez (qué pesada es la gente) por qué nunca escribió una novela y contestaba que por dos razones básicamente: primero por su incorregible holgazanería, y segundo porque como no se tenía mucha confianza a sí mismo, le gustaba vigilar lo que escribía y eso, desde luego, es mucho más fácil con un cuento, por su brevedad, que con una novela. Vamos, que con el género de la novela uno se presta a divagar y se nos hace muy difícil a los escritores aplicar tijeretazo (con lo que cuesta escribir algo decente y encima tener que ser disciplinado y recortar páginas y páginas ya escritas porque realmente sobran en la historia). Vila-Matas además de profundizar en Mac y su contratiempo en la controversia de la voz única que tratan de conseguir todos los escritores en contraste con el típico plagio de estilo de los grandes novelistas consagrados que es lo único que consigue la mayoría, vuelve a esos fragmentos una y otra vez y los llama: “momentos mareantes”. Me encanta. Así que, a partir de ahora, cuando, en medio de una novela, entre en ese pantano chapucero de verborrea intrascendente, en vez de ponerme de mal humor, pensaré en que se trata de un momento mareante y quizás eso hasta me arranque una sonrisa.

Venga, vamos al grano.

Vaya, cualquiera que haya estado escuchándome, leyendo todo eso que hay por ahí arriba, puede tener la tentación de pensar que no he estado haciendo otra cosa que escuchar Spotify, ver películas y leer novelas durante estos cinco años.

Pues nada más lejos de la realidad, mis queridos amigos, también he tenido que trabajar como vosotros y pagar las putas facturas.

Y he estado escribiendo.

Que es de lo que se trata.

Como decía Vila-Matas en Lejos de Veracruz, otra de sus novelas: ”A fin de cuentas lo único que soy es un asesino, un asesino que mata la vida escribiendo...”. Chulo, eh?

Y como habéis sido increíblemente persistentes y siempre que se me ha ocurrido entrar en el blog he encontrado a gente leyendo mis cosas, y eso que mis mejores escritos no están subidos a la página, voy a corresponderos y subir estos días algunas de las composiciones que más me gustan o de las que me siento más orgulloso, al fin y al cabo ya hace que las llevé al registro de la propiedad intelectual (tendréis que perdonarme pero cualquiera que se considera artista y que es capaz de crear algo que cree digno de ser expuesto a los ojos de los demás, no está exento de cierta vanidad).

Ah, se me olvidaba, y lo más importante, también voy a ir subiendo al blog algunos fragmentos de la última novela que tengo acabada (estoy trabajando en otras tres, pero no pienso adelantar nada de ellas hasta que las acabe, si Dios quiere en este 2020, un año que queda muy guay y suena muy futurista pero que ya está aquí). La novela en cuestión se titula Mike Blackness, tiene 600 páginas (así que se la desaconsejo a los amantes de la brevedad y los relatos cortos) y resulta que, después de ser rechazada sistemáticamente por las grandes editoriales, algo que era totalmente previsible, para qué vamos a engañarnos, a mi no me conoce nadie y lo primero que te pregunta esa gente es cuántos seguidores tienes, cuántos me gusta y todas esas chorradas, y a mí no me va esa movida, finalmente me la ha aceptado una editorial pequeñita pero muy digna, Ediciones Camelot, y saldrá a la venta el día 8 de febrero, que casualmente coincide con la presentación de la novela que haré en el Fnac Las Arenas en la Plaza España de Barcelona ese sábado, día 8 de febrero, a las siete de la tarde.

¡¡¡Estáis todos invitados!!!

 
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Mis películas preferidas

  1. Sin perdón de Clint Eastwood
  2. Blade Runner de Ridley Scott
  3. Pulp Fiction de Quentin Tarantino
  4. Kill Bill de Quentin Tarantino
  5. Django desencadenado de Quentin Tarantino
  6. Matrix de los hermanos Wachowski
  7. Doce hombres sin piedad de Sidney Lumet.
  8. Drive de Nicolas Winding Refn
  9. Magnolia de Paul Thomas Anderson
  10. Gattaca de Andrew Niccol
  11. Casablanca de Michael Curtiz
  12. El Padrino de Francis Ford Coppola
  13. Uno de los nuestros de Martin Scorsese
  14. Salvar al soldado Ryan de Steven Spielberg
  15. Stoker de Park Chan-Wook
  16. La gata sobre el tejado de zinc de Richard Brooks
  17. Birdman de Alejandro González Iñárritu
  18. Una canción del pasado de Shainee Gabel
  19. La vida es bella de Roberto Benigni
  20. Un hombre soltero de Tom Ford
  21. Tiempos Modernos de Charles Chaplin
  22. Memento de Christopher Nolan
  23. Candilejas de Charles Chaplin
  24. Mientras nieva sobre los cedros de Scott Hicks
  25. Alta fidelidad de Stephen Frears
  26. Thelma y Louise de Ridley Scott
  27. Amor a quemarropa de Tony Scott
  28. Mulholland Drive de David Lynch
  29. El gran Lebowski de los hermanos Cohen
  30. Watchmen de Zak Snyder
  31. Apocalypto de Mel Gibson
  32. Tropic Thunder de Ben Stiller
  33. Madre de Darren Aronofsky
  34. La vida secreta de Walter Mitty de Ben Stiller

"Todas las familias felices se parecen unas a otras, cada familia desdichada lo es a su manera"

Ana Karenina León Tolstói

"Está bien ser uno mismo, pero sin exagerar"

Shinzaemon Shimada, samurai del film 13 asesinos de Takashi Miike

"La felicidad no es una estación término, es una manera de viajar"

Margaret Lee Runbeck

“He sido un hombre afortunado: Nada en la vida me fue fácil”

Sigmund Freud

"De Ezequiel 25:17. El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del valle de la oscuridad porque él es auténtico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. ¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahveh cuando caiga mi venganza sobre ti!"

Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) Pulp Fiction

No he podido evitar ponerlo en el blog, me encanta. En una ocasión, cuando trabajaba de fotógrafo, le estaba haciendo una sesión a un muchacho y no se me ocurre otra cosa que ponerme allí en medio del parque a recitarle el texto de memoria. Todavía me acuerdo de la cara de perplejidad del chaval. No sé que pensó de mí. Nada bueno seguro.

Claro, el chico se llamaba Yahveh, por eso le monté el show. Gracias hermanita! Qué memoria!

"Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.
¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.

No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.

Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra."

Clarice Lispector

"La auténtica patria del ser humano es el lenguaje"

Wilhem v. Humboldt

Ama tu ritmo y rima tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina
del pájaro del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.

Ama tu ritmo..., Rubén Darío

Sobre la nieve se oye resbalar la noche.

La canción caía de los árboles,
y tras la niebla daban voces.

De una mirada encendí mi cigarro.

Cada vez que abro los labios
inundo de nubes el vacío.
En el puerto,
los mástiles están llenos de nidos,
y el viento
gime entre las alas de los pájaros.

LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO

Yo en la orilla silbando,
miro la estrella que humea entre mis dedos.

Noche, Vicente Huidobro

Mis pasos en esta calle
Resuenan
En otra calle
Donde
Oigo mis pasos
Pasar en esta calle
Donde
Sólo es real la niebla.

Aquí, Octavio Paz

El corazón del pájaro
El corazón que brilla en el pájaro
El corazón de la noche
La noche del pájaro
El pájaro del corazón de la noche

Si la noche cantara en el pájaro
En el pájaro olvidado en el cielo
El cielo perdido en la noche
Te diría lo que hay en el corazón que bulle en el pájaro

La noche perdida en el cielo
El cielo perdido en el pájaro
El pájaro perdido en el olvido del pájaro
La noche perdida en la noche
El cielo perdido en el cielo

Pero el corazón es el corazón del corazón
Y habla por la boca del corazón

En, Vicente Huidobro

El diamante de una estrella
ha rayado el hondo cielo,
pájaro de luz que quiere
escapar del universo
y huye del enorme nido
donde estaba prisionero
sin saber que lleva atada
una cadena en el cuello.

Cazadores extrahumanos
están cazando luceros,
cisnes de plata maciza
en el agua del silencio.

Fragmento de El diamante
Federico García Lorca

Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas.
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo.
Te has perdido entre las lágrimas.

Noches y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando.
Me basta con mirarme en un espejo
Para saber que estás llorando y me has llorado.

Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro
Lo haces rey coronado por tu mano.

Poemas póstumos 3, Vicente Huidobro

Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad?
¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa
Con la espada en la mano?
¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios?
¿Por qué un día de repente sentiste el terror de ser?
Y esa voz que te gritó vives y no te ves vivir
¿Quién hizo converger tus pensamientos al cruce de todos los vientos del dolor?
Se rompió el diamante de tus sueños en un mar de estupor
Estás perdido Altazor
Solo en medio del universo
Solo como una nota que florece en las alturas del vacío
No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza
¿En dónde estás Altazor?

Fragmento del Canto I de Altazor, Vicente Huidobro

Dices que repito
algo que he dicho antes. Lo volveré a decir.
¿Lo volveré a decir? Para llegar allí,
para llegar donde estás, para llegar desde donde no estás,
tienes que ir por un camino donde no hay éxtasis.
Para llegar a lo que no sabes
tienes que ir por un camino que es el camino de la ignorancia.
Para poseer lo que no posees
tienes que ir por el camino del desposeimiento.
Para llegar a lo que no eres
tienes que ir por el camino en que no eres.
Y lo que no sabes es lo único que sabes
y lo que posees es lo que no posees
y donde estás es donde no estás.

Fragmento III del poema "East Coker", de los «Cuatro cuartetos» (Versión de José María Valverde) T. S. Eliot

"Todo crítico, ay, es el triste final de algo que empezó como sabor, como delicia de morder y mascar"

Cortázar

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