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ACERO Y PLATA DE LUNA

Literatura No he podido evitarlo

No he podido evitarlo

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No suelo hacerlo, pero no he podido evitarlo. A continuación os dejo con el prefacio del poema Altazor de Vicente Huidobro. Es tan largo que tuve que ponerlo en la página principal, en el lugar en el que habitualmente dejo caer mis relatos o mis pensamientos. En el espacio que reservo para mis películas, mis citas o mis poemas preferidos, ahí a la izquierda de estas letras, no me cabía. Y la opción de no subirlo al blog sencillamente no entraba en la ecuación. ¿Y por qué? Es que son tantas cosas. Esencialmente porque me encanta. Más que eso, me vuelve loco. Es como una droga. Yo, que nunca tomé esas substancias alucinógenas porque ya las llevo en la sangre y sólo necesito una luna llena o unos versos como éstos para que se activen, y así elevarme y volar y marearme del vértigo que me produce tanta belleza. ¿Y por qué me enamoran tanto estos versos? No lo sé, no lo sé. Esto de la poesía es como el amor. ¿Por qué amas a una mujer y no a otra? Son misterios que tratan de descifrar los científicos buscando en la química, pero que a mí no me interesa conocer. A mí me va la otra vía. La poética. Yo quiero a esa mujer porque no puedo evitarlo. Porque nací para ello. Y con la poesía lo mismo. He leído todo lo que cayó en mis manos. Leí a los clásicos y a las vanguardias y a los antipoetas, y rebusqué por internet sus mejores poemas y también busqué a los no publicados y en ocasiones me gustaron más que los reconocidos. Y encontré en mi biblioteca un libro raro, de muy pocos ejemplares y dedicado, de una pintora que perdió a su hijo y escribió versos que le salían de las entrañas y me emocionó. Y a veces, de un libro entero de versos sólo me quedo con un poema. O de una antología, apenas unos pocos versos. Y me gusta Darío y Octavio Paz y Neruda y Benedetti, y no me llenan, lo siento, Bukowski, Lord Byron, Baudelaire, o Blake. Y Vallejo, triste, tampoco me inspiró, pero lo volveré a intentar, y Cortázar, cuya prosa me encanta, en verso no, y de Borges me quedo con sus maravillosos cuentos y quizás no con sus versos. Y me cuesta leer a los traducidos y me pierdo un poco y es culpa mía por no saber leerlos en su lengua. Pero me impactó T. S. Eliot y lo volveré a leer una y otra vez hasta que lo interiorice como es debido. Y aquí llegamos a Vicente Huidobro, iniciador del Creacionismo y que en su poema Altazor lo cuestiona, al mismo tiempo que critica el Romanticismo y el Modernismo. Empecé a leerlo y enseguida cogí carrerilla. No quiero decir que me guste todo, no he tenido ocasión de leer ni una cuarta parte de su obra, estoy en ello, pero me gusta lo que dice y sobretodo cómo lo dice. De algún modo, su lenguaje, su manera singular de utilizar el lenguaje, que es como un idioma en sí mismo, lo leo y entra directo en mí y lo entiendo todo, o casi, y lo que explica me parece sublime y sus versos son perfectos, edificados como una construcción insuperable, en la que no se puede cambiar nada, ni siquiera una piedra o una coma. Es como si ese idioma tuviera unas patitas en forma de vocablos o metáforas, que se acoplan perfectamente en yo que sé qué terminaciones que tendré en algún sitio y que se adhieren perfectamente, con una sincronización inesperada, y todo va a las mil maravillas y me hace feliz leerle y el prefacio de ese poema bestial lo leo una y otra vez, y con cada nueva relectura más me entusiasma y las locuras que suelta van cobrando sentido y esas imágenes imposibles y los juegos de palabras también. Él se inventa los símbolos sin piedad ya que se mueve fuera de la realidad y, hasta cierto punto, de la verdad. Altazor, el poeta profeta, viaja por el espacio, desde la muerte al nacimiento, sólo con su paracaídas que es el lenguaje y las palabras, y lo retuerce todo y lo reconstruye y le vuelve a dar nombre a las cosas y a la vida, y al final del viaje es un recién nacido, que en el último canto del poema sólo dice unas cuantas palabras sin sentido o, en todo caso, con un sentido únicamente musical. Me quedo embelesado leyéndolo. Y no digo más. ¿Qué más puedo decir cuando él ya lo ha dicho todo?

 
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"Todo crítico, ay, es el triste final de algo que empezó como sabor, como delicia de morder y mascar"

Cortázar

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